Y aquel dia tambien nacio otra cosa: la epoca de la venganza para el
hombre comun torturado por un sentimento de inferioridad; este
resentimiento y esta sed de venganza sobrevivieron al Anschluss, a
la gurerra, al asedio de Budapest y a la derrota, se mantuvieron
tras el entreacto tragico y absurdo de la pretendida <<liberacion>>
y, a la sombra de las banderas rojas, gracias a sus particulares
adaptaciones, han pervivido hasta el dia de hoy. Como en el juego
infantil de las sillas (los jugadores pueden ser differentes, pero
el juego siempre es el mismo): quienes habian sufrido en la
competicion social, economica o intelectual al encontrarse los
mejores puestos reservados para quienes gozaban de privilegios o
contactos, tenian entonces la sensacion de que les habia llegado
la hora y de que, con ayuda de violencia y de falsas consignas,
podrian vengarse de las oportunidades perdidas y de las marginacion,
ya fuera real o supuesta. Para muchos, esa venganza violenta era tan
importante como el botin material.

Sandor Marai, "Lo que no quise decir", pp.56-57